jueves, 20 de enero de 2011

En días como estos quisiera ser Chapa...


Cuando Pedro se levantó de su cama, consideró que ese día era uno más, pero la rutina se vería rota, ya que en esa mañana los chapas decidieron sublevarse.
Al llegar a la oficina unos minutos retrasado, oportunamente se encuentra con su jefe, el cual le brinda una mirada de radiografía acompañado de la retórica del empleado responsable y comprometido.

Minutos después, habla por celular con su novia, quien le reclama por constestar mensajes en su celular mientras la acompañaba a comprar unos tampones en la farmacia hace tres días atrás. Sin voz ni opinión, Pedro solo oye y escucha el tono del teléfono que anuncia que posiblemente será costoso reconciliarse.
Pero a Pedro no le preocupa, pues como buen macho viril ecuatoriano, tiene su "repuesto", por lo que procede a llamarla para sanar el ego herido por la "oficial".
-Hola mi vida- dice Pedro.
-Ha hola...- dice la Shenifer.
-¿Cómo has estado gordita bella?- Dice Pedro, con esa voz melosa que da ganas de caerle a puñetes.
-¿Cómo voy a estar ha!, si me llamas a la semana!!!- Dice la Shenifer.
-Es más, sabes qué, terminamos!!!- Le canta ya rayada la Shenifer.
Y Pedro vuelve a escuchar el mismo tono en el teléfono que le anticipa que será más costosa la reconcialición que la de su novia.

Parte II

Mientras inicia el día, Pedro frustrado inicia sus labores recorriendo su empresa para llevar, paquetes, cartas y las instrucciones para las gestiones en el SRI.
Carga su maleta de casi 15kg a la espalda y sale a trabajar. A la vuelta de la esquina Pedro se encuentra con el "Capariche" el choro de la zona, con el que se "llevaba" luego de unas seis botellas de norteño de la semana anterior.
-A ver chu... tu ma... ¡¡¡bajate la maleta ahorita!!!- Dice el Capariche.
Pedro asustado por la reacción del casi amigo del alma le dice: -Tranquilo viejo Capi (con cariño), no te acuerdas la otra vez que te puse las seis botellas de norteño, si vos eres pana loco- concluye protocolariamente Pedro.
-¿Quién también serás?, pelado hijue...cáete con todo!!!- le dice el Capi (con cariño).
Un silencio eterno que anuncia la irremediable situación, congela a Pedro; ¡derepente! las sirenas suenan de golpe, y de una camioneta se bajan diez chapas. El Capariche los vé y se hace humo, mientras los chapas ni enterados de la situación se dedican a bajar llantas de la camioneta para quemarlas en medio de la calle.
Paniquiado Pedro, mira a los chapas con sus uniformes y medallas, que se opacan con el humo de la llanta quemada; vuelve a sentir movimiento en su cuerpo y recuerda que tiene que seguir con sus labores.

Parte III

Ya para el medio día, mientras el caos domina el país, Pedro llega al SRI, con toda la documentación que le enviaron de la oficina, toma su ticket y espera por casi cuarenta y cinco minutos, que para él es un descanso y termina dormido.
Se despierta de golpe, y ho! sorpresa, su turno ya pasó, aunque pide ayuda a la joven y simpática señorita de cuarenta y tantos, esta lo ignora y sigue con la mirada fija en su monitor. No le queda de otra que hablar con el jefe de jefes: el guardia.
-Jefecito, ayúdeme, es que se me ha pasado el turno y tengo que tramitar estos papeles - Dice Pedro.
-A ver señorr, tiene que andarr pendiente, no puede serr tan irresponsable de dejarr pasarr el turrno, aquí se anda pendiente, pero tranquilo le voy ayudarr- Dice el Guardia de seguridad. Pedro sonrie por la "buena" disposición del "Jefe".
Saca otro turno y le da a Pedro.
-Pedro indignado pero resignado, regresa a esperar los otros cuarenta y cinco minutos para ser atendido.

Parte IV

Por la tarde luego del trabajo, escucha por radio como se agrava la situación en el país; -¡golpe de estado!- dicen unos mientras otros dicen que es protesta por beneficios.
Pedro mira chapas motorizados, en camionetas, automóviles que le dan el mejor uso que nunca se ha dado a esas herramientas: sublevarse.
Pedro se pierde en un mar de incertidumbre, mientras piensa: que el ciudadano ecuatoriano sufre del síndrome de estocolmo, ama a Ecuador, pero Ecuador representado por su Gobierno e instituciones públicas lo agrede y maltrata.
Bajo esa profunda reflección de Pedro, él concluye: en días como estos quisiera ser chapa.

JoPhY

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